2004-12-16

Una Alcaldesa Potente y una Concertación Agotada en Villarrica

Una Alcaldesa Potente y una Concertación Agotada en Villarrica

Desde un principio se evidenció que la Concertación local no tendría ni la fuerza ni la voluntad suficientes para constituirse en un referente válido de la campaña alcaldicia, debido a sus carencias, tanto de ideas estratégicas como de capacidades operativas.

Por Manuel Gross Osses

El triunfo electoral de la actual alcaldesa debería haber provocado, como típico objetivo secundario, la consolidación de la coalición política que la apoyaba. Sin embargo, esa consolidación está lejos de haberse producido y, en cambio, los militantes concertacionistas aparecen hoy más desorganizados que antes.

El siguiente análisis pretende ayudar a encontrar alguna forma de recuperar el optimismo y acrecentar la confianza de la ciudadanía en la gestión alcaldicia de Ingrid Prambs.

1. La campaña por la alcaldía fue iniciada por Ingrid Prambs con mucha anticipación, organizando sus propios equipos de trabajo, realizando un amplio despliegue personal por todos los sectores de la comuna y, consecuentemente, incurriendo en el financiamiento de todas esas actividades electorales.

2. También desde un principio se evidenció que la Concertación local no tendría ni la fuerza ni la voluntad suficientes para constituirse en un referente válido de la campaña alcaldicia, debido a sus carencias, tanto de ideas estratégicas como de capacidades operativas. De hecho, la candidata operó con su propio comando, ante la actitud meramente contemplativa (o ausente) de quienes supuestamente representaban a los partidos de la Concertación.

3. Como consecuencia de ese desequilibrio de fuerzas, Ingrid Prambs ganó la alcaldía superando por más de 1400 votos al conjunto de concejales de la Concertación, que tuvieron un desempeño peor que en la elección del año 2001, puesto que la votación del 42% obtenida entonces, bajó hasta un modesto 36% actual, evidenciándose con esta caída de 6 puntos porcentuales la calidad de la gestión realizada.

4. La limpia victoria obtenida por Ingrid Prambs, donde ella puso el mayor volumen de esfuerzos, le otorga el derecho a designar por sí misma al equipo de trabajo que la acompañará en el gobierno municipal, ante la carencia de una previa planificación conjunta con tres partidos que no tienen capacidad para influir ni opinar, con fundamentos técnicos, sobre las decisiones alcaldicias, porque tampoco tuvieron esa capacidad durante el desarrollo de la campaña electoral.

5. Para un 50 o 60% de la gente de Villarrica, la Concertación a nivel nacional es un proyecto histórico cuya validez y legitimidad está muy por encima de los partidos que la constituyen y, en especial, la ciudadanía espera que algún día esa fortaleza concertacionista también se haga efectiva en esta comuna para apoyar con eficacia a la nueva alcaldesa en su difícil misión de reactivar el municipio y ponerlo en condiciones de servir a toda la comunidad.

6. Para eso, la Concertación debe dejar de “hacer como que funciona” y dedicarse a ejercer su rol socio-político frente a la ciudadanía, contribuyendo además a normalizar el funcionamiento democrático de sus partidos. Mientras tanto y paralelamente, los ciudadanos independientes podrían conforman un amplio frente de apoyo tanto a la alcaldesa como a la mujer (Michelle o Soledad) que casi con seguridad será la próxima presidente de Chile.


2004-10-30

Mi madre no tenía derecho a voto

Mi madre no tenía derecho a voto

Por Manuel Gross Osses

Tampoco tenía derecho a voto nuestra inmortal Gabriela Mistral cuando recibió su Premio Nobel 1945 de parte del Rey de Suecia. Esta chilena no podía votar ni siquiera en las elecciones municipales, porque para hacerlo, según la democracia oligárquica de aquellos años, las electoras mayores de 25 años tenían que ser propietarias de un bien raíz.

Por eso mi madre no tenía derecho a voto cuando yo nací, igual que la casi totalidad de las mujeres de Chile, y tuvo que esperar hasta 1952 para tener la posibilidad de participar en una elección. Pero todavía estas elecciones eran “democráticas” sólo para algunos.

Recordemos que en aquellas épocas reinaba el cohecho desembozado, permitido por situaciones que hoy nos parecerían ridículas e inaceptables, como que los Registros Electorales estaban a cargo de los Alcaldes y de los “mayores contribuyentes de la comuna” y que los mismos partidos políticos tenían la misión de imprimir y distribuir las cédulas electorales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, con la derrota de los fascismos y nazismos, el impulso de las organizaciones progresistas y de los movimientos populares en todo el mundo logró la implantación del sufragio democrático y la consiguiente participación masiva en los procesos electorales.

En Chile, solamente en 1958, hace apenas 46 años, se adopta el sistema de cédula única, con votos impresos por el estado y con procedimientos electorales que aseguran la inviolabilidad del secreto del sufragio, lo que de alguna manera dificultó la práctica del cohecho pero que no la eliminó del todo.

Sabemos que ciertos sectores de la oligarquía política, todavía hoy en el 2004, sienten que tienen el derecho adquirido de comprar las conciencias de los electores más humildes aturdiéndolos y engañándolos con una publicidad apabullante y mentirosa y entregándoles víveres y otras mercancías a cambios de un voto que es esencialmente ilegítimo, pero que les permite seguir usufructuando del poder.

El camino hacia una mejor democracia es largo y se pone a prueba en cada elección. Todavía hay millones de jóvenes que no votan porque se sienten excluidos del progreso social. Pero en general el pueblo está cada día más maduro y responsable y ya sabe identificar a los representantes que impulsarán el desarrollo y el progreso de todos.

Por eso, para seguir aplastando el oscuro pasado y pese a sus 80 años, mi madre irá a votar el próximo domingo 31.

Villarrica, 30 de octubre de 2004